El concepto de upcycling se refiere a tomar un artículo que sería considerado un desecho y mejorarlo para volverlo útil, añadiéndole valor y nueva funcionalidad. Esta es una palabra común en varias industrias, como la moda y el mueble.
Fuente: Plataforma Arquitectura
En la construcción civil también se puede incorporar este concepto, haciendo recircular los residuos generados por la propia industria o incluso trayendo los que serían desechados de otras industrias para ser procesados e incorporados a las construcciones. Es el caso de transformar residuos agrícolas en materiales de construcción, dando un nuevo uso a los descartes, reduciendo el uso de materias primas y creando productos con excelentes características.
Repensar el modelo económico lineal actual, donde la producción está directamente ligada a la extracción de los recursos naturales y su disposición al final de su vida útil, ha sido un tema destacado entre los debates en torno a un futuro más sostenible. De acuerdo con los principios de la Economía Circular, los residuos orgánicos de las ciudades y el campo podrían desviarse de los vertederos, la eliminación irregular o la incineración para convertirse en materia prima para la creación de productos antes de ser realimentados al ciclo biológico al final de su vida útil.
Esto incluye la reutilización de mazorcas de maíz, bagazo de caña de azúcar, paja de arroz, trigo y soya, cascarilla de maní, plátano, pipas de girasol, celulosa y muchos otros, dependiendo de la cultura del lugar. Las construcciones que usan paja ya se han explorado en este artículo, donde la producción de granos sobrantes, generalmente trigo, arroz o cebada, se puede agrupar para crear sellos y aislantes altamente eficientes. Se han realizado varios estudios y experimentos con este residuo agrícola, calificándolo como un material potencial para la construcción de muros, con buenas características térmicas, acústicas e incluso estructurales.
En regiones más cercanas al trópico, por ejemplo, un producto cuyos residuos ocupan un espacio significativo es el coco. Sus fibras, ya sean maduras o verdes, tienen varios usos. Pueden agregarse a las mezclas de concreto o, en algunos casos, convertirse en refuerzo de ladrillos de suelo de cemento. Es el caso de esta investigación científica en la región noreste de Brasil, cuyo objetivo es atender la demanda de nuevas construcciones en comunidades de bajos ingresos y aumentar la producción de un ladrillo alternativo reforzado con fibra de coco, capaz de contribuir principalmente al reciclaje de cocos verdes y maduros en vertederos urbanos y rurales. La fibra de coco también se puede utilizar como aislante térmico, como en Casa Parásito, de Sindicato Arquitectura, donde se utilizó una capa de 12 centímetros entre las chapas exteriores y el acabado interior de OSB.
Pero los desechos no tienen que venir solo de la tierra para ser reciclados. Los residuos de la maricultura en el sur de Brasil tienen el potencial de ser utilizados como agregado en la producción de hormigón, para evitar depositarlos en los bancos de arena y junto al mar o en cualquier pedazo de tierra. El material reemplaza gran parte de la arena y el hormigón utilizados para producir los bloques, haciéndolos más livianos que los comunes y con mejores resultados acústicos. Otro ejemplo proviene de México, donde se han realizado ensayos de uso del agave sobrante de la producción de tequila para producir sustitutos de la madera.
La arquitecta filipino-ghanesa Mae-Ling Lokko desarrolló una investigación exhaustiva sobre el concepto de diseño con residuos agrícolas y el uso de estos biomateriales en la arquitectura. Como escribe Marília Matoso en su artículo sobre el tema, “Esto tiene el potencial no solo de cerrar brechas en el ciclo de vida del producto, sino también de impulsar formas de ciudadanía generativa a través del upcycling”.
Además, existen diversas investigaciones académicas que demuestran que la reutilización de residuos de origen agrícola ayuda no solo a enfrentar el problema de la contaminación provocada por la explotación de materiales de construcción convencionales, como el cemento, sino también la preocupación ambiental de disponer los residuos en vertederos. Estos materiales creados también pueden tener viabilidad comercial y características que permitan compararlos con cualquier otro producto tradicional. En 2017, la empresa global de ingeniería ARUP desarrolló un estudio integral sobre las posibilidades de procesar los desechos agrícolas como materiales de construcción eficientes. Titulado “The Urban Bio-Loop: Growing, Making and Regenerating”, enumera los usos principales como:
- Tabiques y acabados interiores: placas planas – con capas decorativas cuando sea necesario. Se pueden usar varios flujos de desechos orgánicos para aplicaciones, como bagazo, pulpa, semillas, tallos o cáscaras de maní. Estos productos se caracterizan generalmente por un bajo peso específico – por lo tanto, son fáciles de manejar – y son lo suficientemente rígidos para garantizar una adecuada resistencia a los impactos.
- Muebles: las fibras naturales y las pequeñas partículas residuales se pueden moldear en formas complejas para sillas, mesas y, en general, para cualquier aplicación de interior. Una variedad de acabados superficiales brindan un fuerte atractivo estético.
- Absorción acústica: a partir de residuos de soja se pueden obtener materiales con alta porosidad, como las bioespumas. Además, se pueden combinar fibras de diferentes tipos para crear material aislante con buenas propiedades de absorción del sonido.
- Aislamiento térmico: se pueden utilizar diversas fibras naturales obtenidas de la cosecha agrícola. Éstos proporcionan una baja conductividad térmica y algunos de ellos se caracterizan por las buenas prestaciones del abeto y son hidrofugantes, como las pieles de patata y el corcho.
- Tapetes y moquetas: a base de una amplia variedad de fibras naturales, como las que se obtienen a partir de los residuos de la cosecha de banano o piña, y otras fibras flexibles, fuertes y livianas.
- Sistemas envolventes: hasta cierto punto, las fibras naturales se pueden combinar con biopolímeros para obtener productos finales rígidos que se pueden usar tanto para aplicaciones de interior como de exterior.
Los materiales se pueden usar casi crudos, con poco procesamiento, como es el caso de la paja de caña de azúcar que cubre el techo del Centro Comunitario The Green Island en Tailandia. En el proyecto de LCA Architetti y luca compri architetti, los materiales ecológicos tienen un papel protagonista. Según los arquitectos responsables, “la naturaleza guía la elección de los materiales de construcción: madera para la estructura básica, paja de arroz y corcho como aislamiento; los acabados interiores y el mobiliario son de piedra y madera de roble”.
El lino, por ejemplo, se puede utilizar para crear aislamiento térmico, como en el caso de la Casa Hemma, de stek architecten, pero también puede formar tableros, como los que se utilizan en la construcción de las Casas de Estudio de Caso Vasterival.
El proyecto de la Casa Biológica en Dinamarca llamó la atención sobre los productos de desecho de la industria agrícola, como lana de oveja, hierba, paja y algas, transformándolos en valiosos materiales de construcción. La casa es casi completamente biodegradable y tiene un impacto ambiental mínimo. Su función principal, sin embargo, es demostrar cómo la incorporación de residuos puede crear edificios estéticamente interesantes y, sobre todo, de alto rendimiento.
Considerar las posibilidades y apoyar investigaciones y experimentos sobre Economía Circular y la reutilización de residuos a una industria tan grande y voraz por los recursos naturales como la construcción civil puede ser una buena manera de cumplir con los objetivos de sostenibilidad global y buscar un futuro más amigable con el medio ambiente.