Desde 1948 Rehau viene creando soluciones de construcción que se caracterizan por tener un ciclo de vida largo. La apuesta por el confort y la eficiencia energética como atributos que pueden ir de la mano.
Fuente: La Nación
El año: 1948. El lugar: Alemania. Más concretamente la ciudad de Rehau, situada en la región de la Alta Franconia. Fue entonces cuando el emprendedor Helmut Wagner decidió iniciar desde un garaje la producción de burletes y mangueras de agua, y su idea obtuvo un éxito tal que la joven empresa pronto fue capaz de ofertar miles de productos y sistemas diversos. Pero la meta de Wagner no era producir en masa artículos baratos, sino todo lo contrario: lo que lo desvelaba tenía que ver con construir piezas y sistemas con un ciclo de vida largo.
Durante décadas -aunque con mayor fuerza ahora- la compañía ha venido destinando una importante cantidad de recursos a la innovación y el desarrollo de nuevos materiales y tecnologías que por diferentes vías permiten ahorrar energía. Y eso –aseguran- tiene que ver también con los orígenes de la empresa: una época en la que el concepto de “no desechar nada” se vivía como un mandato ineludible.
“Por eso aquí decimos que nuestras ventanas son ‘para toda la vida’: porque efectivamente duran muchísimos años”, aseguran desde la firma para la que la sostenibilidad no es solo el motor del cambio ecológico sino, sobre todo, un compromiso con las generaciones futuras.
“Esta pandemia aceleró una tendencia que ya veníamos detectando: los consumidores están más informados y no se conforman hasta encontrar productos y sistemas que impacten en forma positiva en su calidad de vida”, reflexiona el gerente general de Rehau Sudamérica, Martín Mom. Y agrega: “Hace algunos años construir un hogar con ventanas de PVC era una rareza, se percibía como un producto para unos pocos. Hoy esto está cambiando, más que nada porque los consumidores están muy informados y eligen confort, eficiencia energética y calidad de vida”.
Cada vez va quedando más claro que a largo plazo la economía circular es la única forma de hacer frente a los recursos limitados y reducir la huella de carbono, entendiendo por “economía circular” la idea de que los materiales se mantienen en el ciclo el mayor tiempo posible, creando la menor cantidad de residuos y utilizando la menor cantidad posible de energía.
Se espera que en el futuro el reciclaje sea la última opción dentro de una cadena en la que a priori se verifica si ese producto es necesario, si antes de descomponerlo se puede reutilizar siguiendo el enfoque de reducir, reutilizar, reparar y resideñar: son muchas más “erres” que las tres originales.
El modelo de Rehau busca justamente maximizar el aprovechamiento de los recursos y minimizar la generación de residuos no aprovechables: la empresa se comprometió a aumentar su tasa de reciclaje de 11 al 15 por ciento para 2025 en comparación con 2016, aunque se adelantó y logró cumplir con ese objetivo en 2020 con una tasa de reciclaje del 15.2%, así como en reducir las emisiones de CO2 en al menos un 30% en comparación con 2018.
Uno de los pilares de Rehau en todos sus negocios tiene que ver con la eficiencia energética, esto es: cuidar los recursos naturales, ahorrar energía, emitir menos gases y trabajar con energías alternativas. De ahí que sus ventanas de PVC ofrecen la mejor aislación térmica y acústica, lo que permite ahorrar energía y mejorar sustancialmente el confort y la calidad de vida.
También los paneles solares Rehau están recibiendo muchísimo interés en la Argentina a medida que crecen los consumidores interesados en volverse eficientes en todo sentido. Cabe mencionar dos cuestiones más. Una es que, como una forma de garantizar prácticas comerciales sostenibles, Rehau generó su propio Código de Conducta para Proveedores. Y la otra es que la empresa se unió recientemente a la iniciativa de las Naciones Unidas “50 Climate & Sustainability”, que reúne a 50 empresas líderes que han implementado medidas para dar forma a sus modelos comerciales de una manera más sustentable.