Ya no basta con que sean funcionales y seguros. Hoy los recintos hospitalarios que se están proyectando y construyendo en el país también buscan ser ecoeficientes, lo que tiene efectos positivos tanto en el medio ambiente como en la recuperación de los pacientes y la productividad de los trabajadores.

Fuente: El Mercurio

Disminuir el impacto medioambiental que lleva consigo el ciclo de vida de las edificaciones, incorporar criterios de eficiencia energética y del recurso hídrico, y mejorar el bienestar para los usuarios al interior de los inmuebles son aspectos cada vez más importantes en la construcción de hospitales y centros de atención primaria.

Es que la sustentabilidad también ha entrado con fuerza en el sector de la salud en Chile, con nuevos y modernos estándares y exigentes certificaciones.

Carlos Zeppelin, vicepresidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), dice que, en términos generales, la infraestructura hospitalaria en nuestro país siempre ha tenido los más altos estándares.

La nueva generación de hospitales en Chile apuesta por la sustentabilidad

“Desde la incorporación de la metodología BIM en su diseño y coordinación; la aplicación de tecnología de protección sísmica para áreas críticas con el objetivo de asegurar la continuidad operacional y el uso de soluciones industrializadas para su construcción, hasta los elementos de terminación interior que experimentan un constante desarrollo”, detalla.

Sin embargo, la sustentabilidad aplicada al diseño, ejecución y operación de los establecimientos es algo relativamente reciente.

Hace 10 o 15 años no hablábamos de edificios verdes como hoy; como mucho, se abordaba la eficiencia energética desde el punto de vista del gasto asociado a su consumo.

“Actualmente, hemos ampliado la mirada a lo que denominamos sustentabilidad, incorporando estrategias que consideran temas de eficiencia energética, pero también extendiéndolo a las condiciones interiores para los usuarios, eficiencia hídrica, gestión de residuos, materiales y productos para la construcción, huella de carbono y economía circular”, señala Hernán Madrid, jefe de Certificación Edificio Sustentable (CES).

CES es el sistema nacional para evaluar, calificar y certificar el comportamiento ambiental de edificios de uso público, sin diferenciar administración o propiedad pública o privada.

Se trata de una iniciativa desarrollada por el Ministerio de Obras Públicas, la Cámara Chilena de la Construcción, el Colegio de Arquitectos y el Instituto de la Construcción.

Hoy existen cuatro hospitales construidos que cuentan con esta certificación en Chile: el Hospital Alto Hospicio, el Hospital Biprovincial Quillota-Petorca, el Hospital de Curicó y la Mutual de Providencia.

Además, hay dos cuyo diseño ha sido precertificado y cuatro en proceso de certificación.

Aunque pudiera parecer poco, estos números son una muestra de que estamos frente a una nueva generación de establecimientos hospitalarios y que el tema está sobre la mesa al momento de proyectar y levantar nuevos recintos.

De hecho, Carlos Zeppelin destaca que la CChC está realizando una fuerte labor de concientización y fomento a la construcción sustentable.

Para ello han desarrollado varias iniciativas, como la mesa interregional de gestión de residuos para este sector, y forman parte de la “Estrategia de Economía Circular en Construcción”, que busca promover la economía circular, viéndola como un desafío y al mismo tiempo como una oportunidad que permita el desarrollo sostenible, social, ambiental y económico de la industria de la construcción, a través del incentivo de iniciativas coordinadas entre el sector público, privado y la academia.

Mirada integral

Para Pablo Canales —arquitecto, magíster en Construcción Sustentable y especialista en diseño y construcción sustentable de hospitales—, que hayamos evolucionado desde un estándar constructivo más bien funcional y con énfasis en soluciones para hacer frente a las vulnerabilidades (sismos, incendios e inundaciones) hacia una mirada más integral de la sustentabilidad tiene que ver con los desafíos que nos ha planteado el cambio climático “en cuanto a medidas de mitigación que han ido comprometiendo al sector salud”, dice.

De esta forma, los nuevos diseños incorporan elementos como el confort térmico, lumínico y acústico para los usuarios, tanto funcionarios como pacientes.

Esto se logra con medidas como la adecuada distribución de espacios y el acceso a vistas exteriores y luz natural, y también a través del uso de materialidades que aíslan térmica y acústicamente.

“Los sistemas que consumen energía, como la climatización e iluminación, hoy son de alta eficiencia, mediante el uso de sistemas eléctricos y luminarias led.

Los sistemas de ventilación, en tanto, incorporan estrategias de recuperación de calor y se diseñan con estándares de mayor eficiencia que hace 15 años.

A estas estrategias se suman los aportes por energías renovables no convencionales de sistemas fotovoltaicos para la electricidad y térmicos para el calentamiento de agua”, explica Canales.

Por otra parte, el consumo de agua se puede reducir mediante la incorporación de artefactos eficientes, como griferías, inodoros y sistemas de regadío de bajo consumo.

Y el paisajismo es diseñado con especies vegetales de bajo requerimiento hídrico.

Impactos positivos

A juicio de los expertos, los beneficios de una construcción más verde son indiscutibles.

Se estima que con la aplicación de estándares de sustentabilidad actuales es posible alcanzar ahorros en consumo de energía por sobre el 30%, y en consumo de agua por sobre el 40% respecto a un estándar constructivo tradicional.

Hernán Madrid, de CES, añade que poder contar con edificios que entreguen las mejores condiciones en términos de confort térmico, acústico, iluminación, ventilación y acceso a vistas adecuadas al exterior incide directamente en las personas.

“Existen diversos estudios que relacionan las condiciones de confort con tiempos más cortos de recuperación de los pacientes y mayor productividad de los funcionarios.

Adicionalmente, hay beneficios importantes en reducción de gastos de operación asociados al consumo de energía y agua”, acota Madrid.

Y agrega que si bien nuestro país está bien encaminado, aún quedan temas por trabajar.

“Es necesario seguir avanzando con miras a la meta de carbono neutralidad al 2030 y 2050 que ha comprometido Chile, incorporando más materiales y más tecnologías que apunten en esta línea”, dice.

El arquitecto Pablo Canales comenta que ya hay países que están trabajando decididamente en la sustentabilidad de su infraestructura hospitalaria.

El caso del Servicio Nacional de Salud (NHS) de Inglaterra es uno de los más emblemáticos, ya que se convirtió en el primer sistema nacional de salud del mundo en comprometerse con emisiones netas cero para el sector al 2040.

Para el cumplimiento de este desafío, se apoyará la construcción de nuevos e innovadores establecimientos con estándar hospitalario carbono neto cero y se mejorarán las edificaciones existentes, como parte del plan de infraestructura de salud del gobierno.

Canales cree que un desafío para Chile es avanzar en la definición de metas de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y consumo energético e hídrico en este sector.

“El uso intensivo de la infraestructura sanitaria va en crecimiento en nuestro país, ya que aún contamos con una gran brecha de acceso a establecimientos hospitalarios y de atención primaria, y este crecimiento va acompañado con un alto potencial de emisiones de contaminantes, GEI y residuos”, sostiene.

Y añade que, a corto plazo, debiéramos contar con indicadores que permitan cuantificar el impacto ambiental de la infraestructura sanitaria y, a mediano plazo, tener metas de desempeño de las edificaciones ya definidas.

Construido y gestionado por ACCIONA:
El Hospital Infanta Sofía en España es un referente en sustentabilidad

Un buen ejemplo de lo que se está haciendo a nivel mundial en materia de hospitales ecoeficientes es el Hospital Infanta Sofía, construido en Madrid, en el que ACCIONA implementó un sistema pionero para optimizar la gestión energética de sus instalaciones.

Gracias a ello, hoy los consumos controlados de electricidad, gas, agua, papel y residuos han permitido reducir las emisiones de CO2 casi a la mitad y han convertido este recinto en uno de los más sostenibles del mundo, con la certificación BREEAM, un método de evaluación y certificación de la sostenibilidad y gestión de edificios de referencia internacional.

Con una superficie total de 120.000 m2 y capacidad para albergar hasta 350 camas, el Hospital Infanta Sofía funciona bajo un modelo de gestión público-privada en el que ACCIONA es la sociedad concesionaria encargada de los servicios no sanitarios, mientras que la Empresa Pública Hospital del Norte gestiona la parte asistencial.

Entre algunas medidas de sustentabilidad, se instaló un sistema para monitorizar en tiempo real y de forma remota desde el Centro de Control de Edificios de ACCIONA los consumos de electricidad y gas natural.

Esto permite analizar la demanda energética del edificio en todo momento, detectando variaciones e incidencias en el consumo y pudiendo establecer protocolos de actuación inmediata para la corrección de desviaciones.

Además, se optimizaron las instalaciones de climatización según sensores de temperatura exteriores e interiores, y se ha llevado a cabo la sustitución de la iluminación por leds.

Los beneficios de estas acciones son cuantificables: en cinco años de funcionamiento, las medidas de eficiencia energética puestas en marcha por ACCIONA han permitido reducir el consumo eléctrico en un 20% y el de gas natural en un 40%.

Sumados, estos datos arrojan una reducción de emisiones globales de CO2 de 20.647 toneladas.

El equivalente al dióxido de carbono que emitiría a la atmósfera un automóvil que decidiera dar la vuelta al mundo 3.509 veces.

La apuesta por la sostenibilidad en el Hospital Infanta Sofía se extiende también a otros ámbitos como la gestión del agua, cuyo consumo se ha reducido en el último lustro casi un 50%.

Además, el 100% de la electricidad consumida por el centro es de origen renovable.

Un desafío para Chile es avanzar en la definición de metas de emisiones de gases de efecto invernadero y consumo energético e hídrico en el sector salud.

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