El nuevo producto es un buen ejemplo de economía circular transversal que reducirá un importante volumen de CO₂
Fuente: La vanguardia
Mediante residuos de ropa, un equipo del Equipo de Investigación en Tecnología Textil de la Universitat Politècnica de Catalunya – Barcelona Tech, ha creado un material para la construcción que revalorizará tonelada de residuos textiles y ahorrará energía y emisiones de CO₂ a la atmósfera. Se trata de una tela hecha a partir fibras procedentes de residuos de ropa.
Con esto, el resultado es un material que mejora las propiedades del fibrocemento y se puede utilizar como material de construcción. El equipo ha logrado fabricar entre otros elementos: fachadas, tejas, baldosas para pavimentos y sistemas de refuerzo de mazonería. Del producto se concluye que es muy resistente, más flexible que otros materiales de construcción, ignífugo y contribuye significativamente a reducir el impacto medioambiental en la construcción.
En este sentido, Josep Claramunt explica las diferentes utilidades que se le han dado a este nuevo material, como la fabricación de paneles para fachadas ventiladas de bajo peso, impermeables al agua, que son aislantes térmicos, con gran estabilidad a las variaciones termo-higrométricas, con alta resistencia y ductilidad y muy buena durabilidad. “También hemos fabricado baldosas finas para pavimentos ligeros con impermeabilidad al agua, buena estabilidad a variaciones, resistentes al desgaste, antideslizante, con muy buenas propiedades mecánicas y de durabilidad”, explica.
El equipo está formado por las investigadoras Mònica Ardanuy, Heura Ventura y Helen Oliver, como profesoras de la Escuela Superior de Ingeniería Industrial, Aeroespacial y Audiovisual de Terrassa; y el investigador Josep Claramunt, también profesor de ESEIAAT y de la Escuela de Ingeniería Agroalimentaria y de Biosistemas de Barcelona (EEABB).
Para obtener estos nuevos materiales de construcción con unas propiedades óptimas, el equipo ha tenido que optimizar telas no tejidas para que actuaran como refuerzo dentro del cemento. Una vez obtenido el tejido sin tejer, se mezcla con el cemento y otros minerales adicionales y se somete a un proceso de laminación, deshidratación, prensado y curado.
Los investigadores han comprobado que el nuevo material presenta un impacto energético y de emisiones de CO₂ mucho menor en casi todas las categorías, en comparación con los materiales tradicionales que se utilizan en la construcción. Un factor muy a tener en cuenta, ya que tanto este sector como el del textil producen una parte muy importante de emisiones de dióxido de carbono y de residuos que genera la actividad industrial.
El textil produce 90 millones de toneladas de residuos, que acaban incinerados, y el sector de la construcción, un tercio de las emisiones de efecto invernadero de todo el mundo, el 7% corresponden a la producción de cemento.
Mònica Ardanuy cree que “con nuestro trabajo damos salida comercial a un residuo que hasta ahora se quemaba o se acumulaba en los basureros industriales, con un impacto en emisiones de efecto invernadero y contaminación que esto supone”. El nuevo material de construcción creado por este equipo de investigadores de la UPC “es un buen ejemplo de aprovechamiento de residuos aplicado a dos sectores tan contaminantes y consumidores de energía como son el textil y el de la construcción”.
Ahora, el equipo iniciará el proceso de estudio de escalado industrial para llegar a la comercialización del nuevo material. El proyecto ha sido financiado por la Agencia Estatal de Investigación y ha recibido el premio al mejor proyecto de Manufactureros Textiles y entregado en el congreso anual que tuvo lugar el año pasado en la ciudad china de Keqiao.