Notre Dame de París, un icono atesorado de la arquitectura gótica, es una de las catedrales más grandes del mundo, un símbolo épico que ha estado en el corazón de la cultura y la sociedad francesas durante 850 años.

Fuente: Ekos Negocios

En 1789, en el apogeo de la Revolución Francesa, las fuerzas anticatólicas destruyeron partes de la catedral, y la Francia secular dejó a Notre Dame en un estado de abandono.

Pero cuando Victor Hugo escribió “El jorobado de Notre Dame” en 1831, provocó una restauración que completó la catedral con un nuevo techo y un chapitel de madera y plomo de 750 toneladas, una réplica más elaborada de la aguja original medieval.

Una compleja red de madera formaba un techo en forma de cruz coronado con 1.300 tejas de plomo y una aguja central de 90 metros de altura. Y las renovaciones periódicas continuaron. El 15 de abril de 2019, estaba envuelta en 500 toneladas de andamios, lista para una operación millonaria para apuntalar la aguja, cuando un incendio masivo se descontroló y desgarró la catedral dejándola en ruinas.

Pero no se iba a quedar así. El Estado francés dictaminó que Notre Dame sería reconstruida exactamente como era antes del incendio. Y el presidente Emmanuel Macrón fijo una fecha para que la entrañable catedral dejara de ser un motivo de dolor y volviera a ser uno de orgullo: 2024.

Las avanzadas técnicas medievales que usa París para restaurar la catedral de Notre Dame tras el incendio

Primeros auxilios

Con tres agujeros abiertos en la bóveda, ingenieros se apresuraron a instalar soportes para salvar la frágil estructura de un colapso catastrófico y a construir un techo corredizo temporal para evitar que la lluvia siguiera saturando la debilitada piedra.

Hubo que quitar 40.000 postes de andamios quemados y derretidos, así como retirar y catalogar todas las piezas de las antiguas vigas de madera calcinadas.

Sólo entonces pudieron erigir una inmensa estructura de andamios para que el equipo de maestros artesanos, científicos, arquitectos e ingenieros de élite -así como cientos de trabajadores- pudieran acercarse a los muros y vitrales que sobrevivieron el siniestro.

Toneladas de polvo de plomo tóxico los cubrían así que eliminarlo fue una de las primeras tareas pero, entretanto, expertos de varias artes ya estaban ocupados haciendo estudios para comprender el tejido mismo de esa megaestructura medieval.

Tenían que decodificar pistas del pasado y utilizar tecnología pionera para reconstruir esa emblemática edificación. Y se ha revelado tecnología antigua oculta durante siglos, incluyendo el uso de un material pasado por alto.

Madera

El techo de madera era una maravilla medieval. Fue construido a partir de 700 metros cúbicos de madera, cortada de 52 acres de roble. Eso es aproximadamente 1.300 árboles.

Por esta razón, es conocido como “el bosque”. Cada roble del bosque de Notre-Dame fue seleccionado a mano por las propiedades físicas necesarias en la estructura del techo, desde roble recto denso para pilares, hasta el curvo para arcos de soporte. Pero el fuego consumió ese intrincado rompecabezas de madera de 500 toneladas. 

Además de 850 robles, se necesitan artesanos versados en el arte de las prácticas de carpintería medieval y un plano para reconstruir la que posiblemente es la estructura de madera más compleja de Europa.

Y luego está la aguja, una obra maestra de ingeniería de 360 toneladas. Escondido debajo de 16 estatuas de cobre y 140 toneladas de láminas de plomo había un complejo esqueleto de vigas de roble, algunas de hasta 20 metros de largo.

Fue construida en el siglo XIX por lo que sus vigas fueron cortadas con sierras, así que depende de los aserraderos franceses transformar 1.200 robles en vigas impecables con las dimensiones precisas necesarias para la nueva aguja; 45 aserraderos han respondido al llamado.

Vidrio y piedra

Entretanto, los andamios han dado a los expertos, por primera vez en 160 años, la oportunidad de acercarse a los tres rosetones que datan de los siglos XII y XIII, y juntos se componen de 1.100 paneles.

Esas maravillas caleidoscópicas, llenas de representaciones de leyendas antiguas, escenas bíblicas y santos, han sido restauradas varias veces a lo largo de los siglos, así que, cual cápsulas del tiempo, contienen secretos que expertos vidriólogos están explorando.

Hierro

Ese metal escondido en toda la catedral develó uno de sus misterios arquitectónicos. “Están incrustadas en la parte más antigua de la mampostería de Notre Dame”. Esas grapas de hierro de 45 centímetros de largo aseguraban los grandes arcos por debajo y evitaban que los bloques de piedra fueran separados por las enormes fuerzas.

20 metros más arriba, a lo largo de la parte superior de los muros de Notre Dame, la destrucción del techo reveló herrajes previamente ocultos que pueden explicar cómo esta catedral desafía la gravedad. “Es realmente emocionante porque se trata de estructuras desconocidas que son únicas en la arquitectura gótica, hasta donde sabemos”.

A los constructores medievales quizás les preocupó que el peso del techo podía separar las piedras de las paredes que lo sostenían, así que juntaron esas piedras con más de 500 grapas, creando un anillo de hierro que mantiene unidas las paredes.

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