La industria de la construcción ha demostrado su capacidad para gestionar una situación significativamente adversa para transformarla en una oportunidad.

Fuente: Levante EMV

Carreteras más sostenibles y duraderas, viviendas energéticamente eficientes y resilientes, colegios, centros de salud, residencias y hospitales preparados frente a nuevas emergencias, infraestructuras sólidas que mantienen nuestros sistemas de telecomunicaciones, parques logísticos e industriales claves para el abastecimiento de bienes y servicios tan necesarios para nuestra sociedad, diques que frenan las consecuencias de los temporales, canalizaciones de agua fundamentales para nuestra salud y bienestar.

Son algunas de las aplicaciones y soluciones a la vanguardia con las que la industria de la construcción responde a las necesidades del presente y del futuro, contribuyendo a mejorar nuestra calidad de vida, bienestar y nivel de desarrollo socioeconómico, asegurando al mismo tiempo el necesario respeto y su adecuada integración en el entorno.

La industria de los materiales y soluciones para la construcción puede y debe ponerse al frente de la reactivación económica como motor y palanca para la recuperación y el crecimiento social y económico tras la pandemia.

Ahora más que nunca, cuando sectores básicos y fundamentales de nuestra economía, como lo es el turismo, se ven seriamente afectados por el impacto del covid-19, es su responsabilidad liderar dicha recuperación económica y facilitar, en la medida de lo posible, que dichos sectores vuelvan a contribuir de manera sólida y sostenida a nuestra economía y bienestar social.

Urge por tanto seguir promoviendo, desde el ámbito público y el privado, el desarrollo de edificaciones e infraestructuras que contribuyan a vertebrar adecuadamente nuestros territorios y promuevan una mejor convivencia y habitabilidad en nuestras ciudades y zonas rurales, a la vez que se asegura el mantenimiento de un empleo de calidad.

En definitiva, el bienestar y la cohesión de nuestra sociedad.  Se necesita, sin embargo, el apoyo de las administraciones públicas, comunidades, clientes y proveedores, entre otros grupos de interés, para poner en valor la contribución de la industria de la construcción a la economía local, autonómica y nacional. Para alcanzar este ambicioso y necesario objetivo común, resultan fundamentales las medidas propuestas por las principales asociaciones y organizaciones empresariales y profesionales del sector, se adopten planes ambiciosos para agilizar y simplificar los procedimientos relacionados con el ecosistema de la construcción, altamente interdependiente y dinámico.

Entre ellos, quizá los más conocidos son la concesión de licencias de obras y la evaluación ambiental de proyectos, que sin duda tienen un lugar destacado. Del mismo modo y para que la obra pública y privada no se paralice y opere su efecto multiplicador, se deberían flexibilizar los pliegos de contratación y ejecución, reforzar la seguridad jurídica de las inversiones, promover o facilitar la innovación y la digitalización, el desarrollo de nuevos productos y soluciones constructivas.

Este desarrollo sectorial debe situar como pilares de su estrategia una transición ecológica, energética y digital justas, ambiciosas pero realizables. El sector ha demostrado que es posible y compatible mejorar la calidad de vida de la sociedad, respetando y salvaguardando el medio ambiente y la biodiversidad. En el mundo empresarial cada vez somos más las empresas que trabajamos en la mejora continua de un modelo de desarrollo sostenible, innovador y resiliente. La construcción es líder en este aspecto. 

Ver Anterior

Expertos explicaron cómo se deben adaptar las pymes a los cambios post COVID-19

Ver Siguiente

Hormigón reducido en carbono: Abriendo nuevos caminos en la construcción sustentable

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (Ninguna valoración todavía)
Cargando...

Comentar Publicación