Un terrible incendio ha destruido gran parte del histórico edificio de la Bolsa de Copenhague del siglo XVII. El derrumbe de la emblemática aguja de la torre, de 56 metros, de estilo típico danés, con las colas de cuatro dragones entrelazadas, y visible desde toda la ciudad, ha recordado el incendio en Nôtre-Dame de París de hace cinco años.

Fuente: Comunicado de Prensa Tecnifuego

El edificio fue construido entre 1619 y 1640, y contenía numerosas obras de arte de gran valor:”400 años de patrimonio danés están en llamas”, ha declarado el ministro de Cultura de Dinamarca, Jakob Engel-Schmidt.

El histórico edificio, actual Cámara de Comercio, se encontraba en obras de restauración desde hace meses y cubierto por andamios. Cuando se declaró el incendio, a las 07.30 hora local, se encontraban en su interior diez trabajadores de la empresa que lo está restaurando, que salieron sin daños del lugar.

Según las primeras investigaciones, el fuego comenzó en la zona donde se estaban efectuando las reparaciones, aunque las autoridades consideran prematuro especular con la causa. Al ser un edificio antiguo “se compone de muchas construcciones de madera y el techo de cobre, mantiene el calor”, según ha declarado el director de los servicios de emergencia, Jakob Vedsted Andersen.

Lamentablemente, de nuevo, un incendio destruye gran parte de un edificio de gran valor histórico, precisamente cuando estaba en fase de rehabilitación, poniendo además en grave peligro las obras de arte de su interior, que fueron evacuadas en su mayor parte. Hasta el momento no hay evaluación de las pérdidas.

bomberos copenhague

Recomendaciones

Tecnifuego, Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios, ha redactado un informe sobre la planificación de riesgos y la gestión de emergencias como parte del proceso en el cual el material a proteger son obras de interés cultural, obras de arte o sitios históricos.  Especial atención merecen los edificios en obras, ya que los trabajos en caliente son una de las causas de incendio más frecuentes. Por ello, vigilar estos trabajos y que sean realizados por profesionales cualificados es un elemento básico en las rehabilitaciones.

Así, los responsables de seguridad deben determinar las principales fuentes de riesgo, establecer protocolos de trabajo para el salvamento y crear los recursos necesarios para el éxito del plan. El plan de protección contra incendios (PCI) debe abordar la salvaguardia del edificio y su contenido (obras de arte) desde tres fases de trabajo: una fase preventiva, una segunda fase de extinción y salvamento; y una tercera de recuperación.

En la primera fase preventiva es necesario realizar un estudio de riesgos, con el fin de corregir las diferentes situaciones que pueden generar peligro. Durante esta fase es necesario inspeccionar cuidadosamente el edificio, sus instalaciones y si el mantenimiento es el adecuado.

En la fase de extinción y salvamento entran en juego los sistemas contra incendios instalados y los protocolos de trabajo para enfrentarse al incendio: cómo se debe proceder, desarrollo de un sistema de comunicación, etc. Una de las decisiones más trascendentales en la planificación de un incendio es la de la asignación de responsabilidades y la creación de una cadena operativa que determine con claridad quién es la persona encargada de tomar las primeras decisiones.

La última fase, denominada “de recuperación” se centra en establecer cómo se procederá para recuperar la normalidad. Planificando la fase de recuperación, el equipo responsable deberá seleccionar los medios disponibles para la restauración del edificio y de las obras salvadas.

La protección contra incendios en edificios de interés histórico patrimonial debe ser acometida del mismo modo que se hace con un museo. Requiere sistemas y elementos desarrollados específicamente para su salvaguarda, agentes para la extinción que no sean dañinos pero sí eficaces en la extinción, con total garantía del cuidado de las obras. Algunos de los sistemas más eficaces son: la detección de incendios precoz, con conexión a una central receptora de alarmas de incendio y que active las funciones de control programadas, y la instalación de rociadores automáticos en el falso techo de la estructura.

Además es imprescindible realizar el adecuado mantenimiento, como garantía de la eficacia de unos equipos que no se usan salvo en condiciones extremas. Para realizar un correcto mantenimiento, se deben cumplir los requisitos señalados en el Reglamento de instalaciones de protección contra incendios, RIPCI, como por ejemplo, las empresas instaladoras y mantenedoras deben  estar habilitadas, tener el certificado de calidad del sistema de gestión de la calidad (ISO9001), realizar los mantenimientos periódicos,  guardar las actas de mantenimiento , disponer del carnet de habilitación profesional de los operarios para la realización de las labores de mantenimiento,  etcétera.

Existen numerosos sistemas adaptados a las necesidades de cada edificio histórico, incluidas las obras de arte.  Bajo el asesoramiento experto, y una inversión adecuada, el patrimonio histórico y cultural estará a salvo.

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