Fernando Montero, Vicepresidente Cluster Sur en BGH Tech Partner, propone a las nuevas tecnologías como grandes aliadas para planificar el emplazamiento urbano y el transporte en las grandes ciudades.

Fuente: Página12

El contexto del confinamiento por el coronavirus propone un momento ideal para repensar las estructuras existentes en las grandes ciudades, que en muchos casos, han quedado obsoletas. A su vez, y siempre con la tecnología como gran aliada, es una oportunidad inigualable para generar nuevo empleo.

La pandemia trajo aparejados efectos contundentes en las ciudades: según datos oficiales los niveles de circulación descendieron un 63% afectando principalmente a zonas del Microcentro. Esto ha generado la reconversión de distintas zonas de la ciudad y lo mismo sucede con activos que antes estaban ligados a un único uso, pero que ahora se pueden utilizar para nuevos y múltiples propósitos. “Una aplicación de este concepto podría ser el lote de estacionamiento virtual: se pueden crear redes que permitan que los usuarios registrados hagan uso de la gama completa de estacionamiento en un área determinada, tal vez con micropagos para cada propietario”, sostiene Fernando Montero, Vicepresidente Cluster Sur en BGH Tech Partner. “De este modo se podrían aprovechar los estacionamientos infrautilizados, lo cual a su vez permitiría liberar espacio de calle para uso público o desarrollo productivo”, completa el especialista.

La tecnología en estos tiempos ofrece una amplia gama de soluciones que podrían ayudar en el camino hacia las ciudades inteligentes a planificar nuevos aspectos de la vida cotidiana y a generar nuevo empleo. “Considerar a la tecnología como aliado debería estar en el top 3 de prioridades de las decisiones gubernamentales”, asegura Montero. “Está demostrado que la aplicación de inteligencia artificial y aprendizaje automático para la planificación urbana y del transporte puede mejorar el rendimiento y reducir costos. Por ejemplo, se puede ayudar a los desarrolladores a encontrar un espacio utilizable adicional en una parcela determinada, mientras mejoran las características de rendimiento, como acceso a luz y espacio abierto”, detalla. 

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Los desafíos del futuro 

Uno de los principales inconvenientes de la infraestructura existente es que no está construida con capacidades inteligentes como sensores, sistemas de gestión o la interconectividad que requieren los nuevos proyectos. Y es un hecho sumamente lógico: históricamente, la adaptación de sistemas antiguos ha sido prohibitivamente cara. “Eso ha cambiado; varias tecnologías han avanzado dramáticamente en los últimos años, lo que genera que hoy la renovación sea mucho más factible”, asegura Fernando Montero. “Gracias a la miniaturización de bajo costo, pueden implementarse desde medidores automáticos de servicios públicos hasta monitores de la calidad del aire. En cuanto al sector energético, la evolución tanto de los paneles solares como de las baterías hace que los edificios puedan aprovechar más energía a menor costo”, sintetiza.

En definitiva, el contexto invita a revisar los viejos paradigmas y a volver a ver las ciudades, esta vez como protagonistas activas en la búsqueda de una mejor calidad de vida. De la mano de la tecnología, maximizando el uso inteligente de la infraestructura existente y con un adecuado planeamiento se amplifican las oportunidades para volver a poner a las grandes urbes en el centro, con sustentabilidad y enfoques creativos para beneficio de todos.

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