La fotovoltaica flotante se erige en una energía limpia con ventajas adicionales, tal como prueba la planta de Sierra Brava, en España.

Fuente: I’MNOVATION

Basta con echar un vistazo a algunas cifras básicas para saber que el futuro de la energía renovable es brillante. Durante los últimos diez años el coste de los paneles solares ha bajado un 91 %. y ya es más barato construir plantas de energía renovable que centrales de carbón en muchos lugares del planeta, sobre todo si se internalizan los costes ambientales. Los datos de consumo de energía renovable son igualmente alentadores: en la UE ya supone el 37,5 % de la electricidad utilizada. Entre las diversas energías renovables, que incluyen la eólica, hidráulica y fotovoltaica entre otras, la que más ha crecido es la fotovoltaica: si en 2008 suponía un 1 % del total, hoy supera el 15 %. Se puede decir que la energía renovable hace tiempo que ha dejado de ser alternativa para convertirse en convencional. Y eso plantea nuevos retos para la energía verde.

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Uno de los principales es la ubicación: ¿dónde colocamos el creciente número de aerogeneradores y placas solares? Aunque la superficie de terreno requerida para este tipo de instalaciones es relativamente pequeña y con frecuencia compatible con el mantenimiento de usos tradicionales, existen otras opciones al territorio interior, particularmente idóneas para aquellos países con escaso territorio disponible. En el caso de la energía eólica, una de las opciones con mayor potencial son los aerogeneradores offshore, esto es, instalados en el mar, cerca de la costa. En el caso de los paneles solares, una alternativa podría ser vincularla a otra energía renovable, la hidráulica. La tecnología fotovoltaica flotante, que se suele instalar en pantanos, ofrece beneficios innegables. Los proyectos ya implantados así lo confirmaban, pero ahora un reciente estudio publicado en la revista científica Nature Sustainability corrobora sus beneficios.  

Ventajas de la fotovoltaica flotante en pantanos

Conocida coloquialmente como energía “flotovoltaica”, se trata de paneles solares idénticos en su funcionamiento, es decir, transforman luz solar en electricidad, pero con algunas particularidades logísticas. La principal es que, en lugar de contar con soportes fijos como los de las plantas solares habituales, se anclan al fondo de los pantanos como si fueran barcazas. De acuerdo con el estudio de Nature Sustainability, esto comporta algunos beneficios adicionales:

  1. Incremento de producción. Si se cubriera un 30 % de los pantanos del mundo con placas fotovoltaicas, se podrían producir 9000 teravatios hora anuales, lo que equivale al triple de toda la energía generada en la UE en un año. Los países con mayor potencial en ese sentido son EE.UU., China, Brasil e India.
  2. Mayor aprovechamiento de agua. Además de generar electricidad limpia, los paneles solares flotantes evitan la evaporación de agua potable destinada al consumo humano. De la misma manera, se reduce la proliferación de algas debido a la menor radiación solar. El agua conservada permitiría cubrir las necesidades de 300 millones de personas.
  3. Mayor eficiencia energética. El sobrecalentamiento perjudica la longevidad y la eficiencia de las placas fotovoltaicas. Los paneles solares flotantes generan más energía debido al efecto de refrigeración que implica situarse sobre el agua, un entorno de temperaturas inferiores al terrestre. Y no solo eso: al ser móviles pueden rotarse con facilidad para aprovechar mejor la luz solar.

Aparte de estos factores, una de las ventajas de este enfoque es la llamada hibridación, es decir, que la energía fotovoltaica generada se canalice a través de las conexiones existentes en las instalaciones hidráulicas. Además, se libera suelo para usos agrícolas, constructivos o forestales. Dicho esto, los costes de instalación de la energía fotovoltaica flotante son mayores que los de los paneles instalados en tierra firme, por lo que la energía solar terrestre y flotante están destinadas a convivir en un futuro próximo; su implantación dependerá de múltiples factores como el suelo disponible.

Así es una de las primeras plantas de fotovoltaica flotante conectadas a la red

Este enfoque de la energía solar es relativamente novedoso. De hecho, el primer prototipo de planta flotante se instaló en EE. UU. en el año 2008. Hoy existen algunos ejemplos de energía fotovoltaica flotante avanzada, con conexión directa a la red. Es el caso del embalse de Sierra Brava en Zorita, Cáceres, la primera planta fotovoltaica flotante conectada a la red eléctrica en España.

Esta zona, que antaño acogió una central nuclear, hoy produce 1125 MWp de electricidad gracias a 600 módulos fotovoltaicos que cubren 12 000 m2 de superficie. Un aspecto curioso de los paneles solares empleados es que utilizan una tecnología bifacial, esto es, que es capaz de aprovechar la energía lumínica que reciben del sol por ambos lados, lo que multiplica la incidencia de la luz reflejada en el agua. Otra de las particularidades de este proyecto es que, junto con la infraestructura de los paneles solares, se han instalado cajas-nido e islas flotantes para favorecer la nidificación de aves.

Si quieres zambullirte en la energía solar flotante, no dejes de leer este reportaje en el que se explican todos los detalles de esta prometedora modalidad de energía fotovoltaica tal como se ha enfocado en Sierra Brava. Y, si quieres saber más sobre energía eólica flotante, te recomendamos esta noticia sobre las pirámides del viento, una llamativa reinvención del aerogenerador marino.

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