En esta columna el arquitecto Raimundo Pérez habla sobre la importancia de utilizar la tecnología – la industrialización y la digitalización – a favor de las actividades de arquitectura y construcción, así como del medio ambiente.

Fuente: Madera21

Vivimos en tiempos especiales. Todo parece haber sido hecho, y al mismo tiempo tenemos todo por hacer. Las tecnologías nos han abierto la posibilidad de realizar lo que alguna vez imaginamos y concebir como posibles hasta las ideas más ambiciosas. Casi todas las disciplinas del humano se han visto potenciadas por este impulso, donde la arquitectura y la construcción no son excepciones. 

Hoy podemos diseñar y representar en unos pocos días lo que alguna vez nos tomó meses, con un nivel de precisión inconcebible hace no mucho tiempo, y ya estamos en un sólido camino para hacer lo mismo con la realización de nuestros proyectos, la construcción.

La racionalización de nuestros procesos y herramientas nos está permitiendo revolucionar nuestra productividad y el control sobre lo que hacemos, devolviendonos el tiempo para ser más humanos, entregar productos de mayor calidad y optimizar los recursos que dedicamos a progresar. 

Hoy vivimos en un tiempo en el que podemos transferir lo diseñado a lo construido con menos esfuerzo y mejor coordinación que nunca, y esto gracias a dos grandes tecnologías por fin coordinadas: la industrialización y la digitalización. Ninguna de ellas es suficiente por sí sola, pero juntas son la piedra fundacional para construir el futuro.

Y es difícil hoy hablar de futuro sin poner énfasis en nuestros recursos. Nos enfrentamos a un panorama en el cual esta esperanzadora visión de progreso se contrapone con la sombría perspectiva de la escasez de recursos y el colapso medioambiental. Seguimos usando las reservas de lo no renovable para producir productos materiales con una vida útil acotada. Nuestros productos no trascienden su impacto para el planeta y jamás lo harán si se siguen basando en materiales que carecen de un ciclo de vida acorde al orden natural de las cosas, el ciclo primordial de nuestro único mundo.

Así como la industrialización y la digitalización se han unido para potenciar nuestra productividad, debemos seguir luchando para que el producto humano y el mundo se conjuguen en una unidad orgánica que potencie nuestras vidas y la de los que vendrán después. Es por eso que es hoy y no mañana el momento en que tenemos que usar la tecnología a favor nuestro y de nuestro mundo. Este es el momento en que la construcción debe ser industrial, digital y orgánica.

digitalización

Y cuando decimos orgánica, hablamos de una materialidad con ciclo de vida, renovable, sostenible, y que enriquece nuestro planeta en su forma bruta y nuestro entorno construido en su forma terminada: la madera. De todos los materiales renovables, es el más confiable, fácil de industrializar, inocuo y versátil. Así como lo ha sido la digitalización de la arquitectura, la industrialización de la construcción en madera es hoy una necesidad y no una opción.

Aprendamos hoy de las excelentes herramientas que nos da este momento y los excelentes materiales que la naturaleza nos ofrece. Ahora es cuando.

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