El 40% de la energía consumida en Europa corresponde a la edificación. Para reducir este gasto energético, desde 2020 es obligatorio que todos los edificios que se construyan o se rehabiliten sean de consumo casi nulo o con un nivel de eficiencia energética muy alto. El ladrillo y la teja son parte de las soluciones utilizadas.

Fuente: Idealista

Con el objetivo de reducir la demanda energética de calefacción y refrigeración durante la vida útil del edificio, el Código Técnico de la Edificación (CTE) ha fomentado el uso de estrategias de diseño pasivas, como son el aislamiento y la inercia térmica de la envolvente, que contribuyen a aumentar el confort del usuario en el interior del inmueble.

Entre las soluciones constructivas más utilizadas para conseguir un óptimo aislamiento destacan los productos y los sistemas cerámicos, que se caracterizan por presentar una elevada inercia térmica. Lo que más influye en el control de la demanda energética es la envolvente del edificio, y en este sentido, tienen mucho que aportar las cubiertas microventiladas de teja cerámica, las fachadas autoportantes de ladrillo cara vista ‘Structura’, o los cerramientos de Termoarcilla.

Los productos cerámicos están ganando protagonismo en obras singulares y reconocidas por su sostenibilidad y eficiencia energética, y desde hace tiempo, es habitual encontrarlos en edificaciones bioclimáticas, altamente eficientes o construidas bajo estándares como el alemán Passivhaus, que da lugar a casas pasivas de muy baja demanda energética, o reconocidas con los sellos internacionales de sostenibilidad LEED, BREEAM y el español VERDE.

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Así, por ejemplo, en los ensayos de estanqueidad realizados en viviendas pasivas con soluciones constructivas cerámicas se están obteniendo valores muy positivos, como los que presenta la casa Pasiva Positiva Premium (entre 0,15 ren/h y 0,20 ren/h), construida con una cubierta ventilada de teja y una fachada de muro de carga de bloque Termoarcilla de 24 cm con un SATE de 25 cm de espesor y un enlucido de yeso al interior.

Pasiva Positiva, ubicada en Robledo de Buey (Toledo), es una Casa Taller Laboratorio Passivhaus Premium (CTLPH) en régimen de autoconsumo, impulsada por Passivhaus Consultores, para divulgar las técnicas de construcción más sostenibles. Se trata de una casa desconectada de la red, en la que no sólo se reduce a niveles muy bajos la demanda de energía primaria renovable, sino que también se genera más energía de la que se consume. Los excedentes pueden o bien ser vertidos a la red para su comercialización o bien destinarse a otros usos particulares.

“Pasiva Positiva es un ejemplo de cómo habitar el mundo en el siglo XXI: con cero emisiones en la edificación y en la movilidad. Produce su propia energía para autoabastecer su consumo en el edificio y la movilidad y, además, aporta también energía a la ciudad, con el alumbrado externo de la vía pública”, explica Luis  Martínez, director de Passivhaus Consultores.

La sostenibilidad de esta casa es completa y total. Y para conseguirlo los productos cerámicos utilizados han sido “indispensables, ya sea como elemento estructural, en la envolvente o en el interior”, dice Martínez. En este sentido, la cerámica es uno de los siete elementos de los que está compuesta la envolvente, y cumple tres funciones fundamentales: estructural, aislante y refrigerante.

Pero, como indica el director de Passivhaus Consultores, más allá de sus prestaciones energéticas o adecuación al diseño, los materiales cerámicos también aportan otros cuatro valores importantes: cultural (el uso de la arcilla o hábitos de cohabitación con esta materia por parte del usuario), negocio (la dimensión nacional e internacional del sector de la arcilla cocida),  profesional (capacitación técnica de los profesionales que intervienen en la fabricación, diseño y construcción) e innovación (incorporación de nuevos productos, procesos y aplicaciones). Pasiva Positiva muestra estos cuatro ámbitos con claridad y sencillez.

De singular belleza por la volumetría de su fachada es también la Biblioteca Villamediana, el primer edificio público con certificación Passivhaus en España, realizado con Termoarcilla.

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Localizada en Villamediana de Iregua, en la Rioja, este proyecto constituye una actuación de regeneración urbana y de integración de un equipamiento cultural a nivel de espacio público. En su diseño se han incorporado estrategias de sostenibilidad, como es el uso de materiales de baja energía con ecoetiquetado, criterios pasivos de refrigeración y movilidad sostenible.

Una de las razones que llevó a su arquitecto, Esteban Pardo, a apostar por los productos cerámicos es su proximidad en la fabricación: “Considerábamos que disponía de una moderada energía incorporada en comparación con otras soluciones de cerramiento”.

La envolvente cerámica, como hoja de cerramiento pesada sobre la que se aplica el SATE, es una solución que aporta inercia térmica desde el interior con una energía incorporada moderada.

Desde el punto de vista de la sostenibilidad, este proyecto actúa en tres ejes: en el social, por tratarse de un equipamiento cultural en el centro del casco urbano; en el eje económico, por ser una actuación con una eficiencia de costes muy alta; y en el medioambiental, por su reducida huella de carbono.

“Los sistemas cerámicos actúan, por una parte, por su baja energía incorporada y, por otra, por su inercia térmica como es el caso de la fachada norte en la que se utilizó ladrillo perforado acabado interiormente mediante enlucido de yeso”, describe Pardo.

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