La industria cementera emite más de 3 gigatoneladas de dióxido de carbono en todo el mundo por la fabricación de unas 4,5 gigatoneladas de cemento al año, debido a su procesamiento intensivo en dióxido de carbono y energía. Esta cantidad de cemento es necesaria para producir el hormigón que da forma a las infraestructuras modernas.

Fuente: AZO Materials

Investigadores de la Escuela McKelvey de Ingeniería de la Universidad de Washington en San Luis planean desarrollar un proceso más económico para crear productos de hormigón que, en última instancia, tendría un impacto negativo de carbono en el medio ambiente.

Xinhua Liang, catedrático de Ingeniería Energética, Medioambiental y Química de la Universidad de Washington, ha recibido una subvención de dos años por valor de 2 millones de dólares del Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE) para desarrollar un proceso innovador y económico de mineralización del dióxido de carbono con el fin de fabricar productos de hormigón con emisiones negativas de carbono.

Nuevo proceso para convertir dióxido de carbono y residuos sólidos en productos de hormigón con emisiones negativas de carbono

Colabora con Hongyan Ma, profesor asociado de ingeniería civil, arquitectónica y medioambiental, y Manashi Nath, profesor asociado de química, ambos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Misuri; y Shiguang Li, director de investigación y desarrollo de GTI Energy.

Liang y sus colaboradores planean convertir el dióxido de carbono de fuentes puntuales de emisión en sustancias químicas que se mezclarían con residuos sólidos industriales seleccionados para crear alternativas al cemento, que luego pueden utilizarse para productos de hormigón.

La tecnología propuesta tiene el potencial de crear una nueva vía de producción de hormigón. Puede satisfacer la demanda mundial, reducir el coste de producción de cemento en un 27% y hacer que las industrias del cemento y el hormigón sean negativas en carbono, lo que supone una reducción de 1,2 gigatoneladas de emisiones de dióxido de carbono al año con un uso del 100% de la tecnología propuesta.

“Las industrias del cemento y el acero son grandes responsables de las emisiones de dióxido de carbono”, afirma Liang. “La producción de una tonelada de cemento Portland emite unas 0,71 toneladas de dióxido de carbono. Planeamos crear un sistema prototipo a escala de laboratorio que pueda convertir 10 kilogramos de dióxido de carbono al día para fabricar bloques prefabricados de hormigón”.

La subvención forma parte de los 131 millones de dólares en subvenciones que el DOE concedió a 33 proyectos de investigación y desarrollo para la implantación de tecnologías de gestión del carbono destinadas a reducir la contaminación por dióxido de carbono. Los proyectos abordan los retos técnicos que plantea la captura de dióxido de carbono de centrales eléctricas e instalaciones industriales o directamente de la atmósfera y evalúan posibles lugares de almacenamiento, aumentando el número de lugares que avanzan hacia operaciones comerciales. El trabajo forma parte del objetivo de la Casa Blanca de lograr emisiones netas cero de gases de efecto invernadero para 2050.

A finales de 2022, cuatro profesores del Departamento de Energía e Ingeniería Química y Medioambiental recibieron una subvención conjunta de 10,7 millones de dólares del DOE para alcanzar el mismo objetivo de emisiones netas cero.

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